Martirio de Jacobo
(12:3) Y viendo que había agradado á los Judíos, pasó adelante para prender también á Pedro. Eran entonces los días de los ázimos. (12:4) Y habiéndole preso, púsole en la cárcel, entregándole á cuatro cuaterniones de soldados que le guardasen; queriendo sacarle al pueblo después de la Pascua. (12:5) Así que, Pedro era guardado en la cárcel; y la iglesia hacía sin cesar oración á Dios por él.
Un ángel libra a Pedro
Muerte de Herodes
(12:24) Mas la palabra del Señor crecía y era multiplicada. (12:25) Y Bernabé y Saulo volvieron de Jerusalem cumplido su servicio, tomando también consigo á Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos”. Hechos 12:1-25
Hebreos 10
La ley ritual era sombra de Cristo
(10:5) | Por lo cual, entrando en el mundo, dice: | sacrificio y presente no quisiste; | Mas me apropiaste cuerpo: |
(10:7) | Entonces dije: Heme aquí | (En la cabecera del libro está escrito de mí) | Para que haga, oh Dios, tu voluntad. |
(10:10) En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez.
Un solo sacrificio de Cristo fue suficiente
(10:16) | Y este es el pacto que haré con ellos | Después de aquellos días, dice el Señor: | Daré mis leyes en sus corazones, | Y en sus almas las escribiré: |
(10:17) | Añade: | Y nunca más me acordaré de sus pecados é iniquidades. |
Ahora, por fe en Jesús entramos en el Santuario celestial
Peligro de rechazar a Cristo
No perdáis vuestra confianza
(10:37) | Porque aun un poquito, | Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. |
(10:38) | Ahora el justo vivirá por fe; | Mas si se retirare, no agradará á mi alma. |
“En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan”. Acaso nos preguntamos por qué Dios permitió que así muriese Jacobo. Yo no tengo la respuesta para la pregunta. Hace menos de dos semanas murió el joven hijo (30 años de edad) de una pareja de hermanos fieles de Walla Walla Washington, Barry Klassen. Me acuerdo que hace un poco más de un año, su papa Ronaldo se paró en la conferencia de Burbank, California, y nos exhortaba sobre este versículo de Hebreos 10:35 “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón”. Hablaba en el contexto de un padre que por accidente echo andar su vehículo para atrás y atropello a su niño. Nuestra confianza en Dios y así nuestro poder de oración consiste en la confianza que Él nos ama, habiendo probado su amor en el regalo de su amado hijo, algo que se explica en los principios del mismo capítulo 10 de Hebreos. También el verso anterior del 35 nos explica algo importante; “Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos”. Hablando yo con un hermano mayor que nos visitaba en Hemet durante los meses del invierno, me dijo “ayer era el peor día de su vida para los padres de Barry, pero era el mejor día para él, pues entró en la presencia del Señor”.
Continuamos en el capítulo 12 de Hechos; “Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”.
Aquí vemos quizás la única mención de la oración en la forma corporal de la iglesia, aunque claro que también leemos de los primeros cristianos en Hechos 2:42 “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. También leemos de los apóstoles orando con otros cristianos cuando sufrían la amenaza de los líderes judíos; “Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay”; Hechos 4:23-24
Así vemos ejemplos para la oración corporal, en forma de asamblea. Mateo 18:19-20 habla del valor de orar en compañía de otros, aunque no se había formado la asamblea de cristianos todavía en aquel entonces. “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
No había mucha fe en la congregación de creyentes en Hechos 12. Cuando la muchacha escuchaba la voz de Pedro en la puerta, corrió a avisar a los demás que Pedro se había salvado pero no la creían. “Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos”. Así oraron más o menos sin la expectación que Dios iba a contestar su oración y salvar a Pedro, quizás porque ya murió Jacobo y no fue salvado. A veces se escucha las quejas de algunos acerca de la oración corporal que hay poco ánimo. Pero no por esto debemos dejar de congregarse para orar. Quizás a veces nos toca orar como aquel padre cuyo hijo estaba muy afligido de un demonio, y los discípulos no podían echar el demonio. “Creo; ayuda mi incredulidad”. Los discípulos después, viendo y lamentando su impotencia, le preguntaron acerca de ello; “Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno”.
Hay otra porción que me ha hablado acerca de la oración y su importancia. En Lucas 24 leemos la historia de dos personas (puede ser una pareja) que caminaron hacia una ciudad Emaús con bastante desanimo. Creyeron su mesías muerto y dudaban las historias de las mujeres que encontraron su sepulcro vacío. Jesús mismo se acercaba y conversaba con ellos (aunque por el momento no le conocían quien era), y viendo su tristeza, les preguntaba acerca de ella. “Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días”? Bien claro que él sabía, siendo él mismo el tema de “las cosas”. Pero de todos modos les decía “¿Qué cosas”? ¿Para que, cuando él tenía la más íntima concepción de lo que hablaban? Contesto con otra pregunta ¿Acaso nosotros como padres no nos gusta escuchar a nuestros hijos explicar sus esperanzas y temores, aunque pensamos saber cuáles son? Nos encanta que nuestros hijos nos confían, ¿verdad? Así la oración nuestra, o personal o corporal, es la expresión de confianza a un Dios nuestro padre que nos ama.
Acaso la semana que viene terminamos con algunas escrituras sobre la oración familiar.
2 abril de 2017