MEDITACIONES

de     P. F.

La oración, parte 2  *

Hechos 12, Hebreos 10*

Martirio de Jacobo

“(12:1) Y EN el mismo tiempo el rey Herodes echó mano á maltratar algunos de la iglesia.  (12:2) Y mató á cuchillo á Jacobo, hermano de Juan.  
(12:3) Y viendo que había agradado á los Judíos, pasó adelante para prender también á Pedro. Eran entonces los días de los ázimos.  (12:4) Y habiéndole preso, púsole en la cárcel, entregándole á cuatro cuaterniones de soldados que le guardasen; queriendo sacarle al pueblo después de la Pascua.  (12:5) Así que, Pedro era guardado en la cárcel; y la iglesia hacía sin cesar oración á Dios por él.  

Un ángel libra a Pedro

(12:6) Y cuando Herodes le había de sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, preso con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta, que guardaban la cárcel.  (12:7) Y he aquí, el ángel del Señor sobrevino, y una luz resplandeció en la cárcel; é hiriendo á Pedro en el lado, le despertó, diciendo: Levántate prestamente. Y las cadenas se le cayeron de las manos.  (12:8) Y le dijo el ángel: Cíñete, y átate tus sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Rodéate tu ropa, y sígueme.  (12:9) Y saliendo, le seguía; y no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, mas pensaba que veía visión.  (12:10) Y como pasaron la primera y la segunda guardia, vinieron á la puerta de hierro que va á la ciudad, la cual se les abrió de suyo: y salidos, pasaron una calle; y luego el ángel se apartó de él.  (12:11) Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo el pueblo de los Judíos que me esperaba.  (12:12) Y habiendo considerado esto, llegó á casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban juntos orando.  (12:13) Y tocando Pedro á la puerta del patio, salió una muchacha, para escuchar, llamada Rhode:  (12:14) La cual como conoció la voz de Pedro, de gozo no abrió el postigo, sino corriendo adentro, dió nueva de que Pedro estaba al postigo.  (12:15) Y ellos le dijeron: Estás loca. Mas ella afirmaba que así era. Entonces ellos decían: Su ángel es.  (12:16) Mas Pedro perseveraba en llamar: y cuando abrieron, viéronle, y se espantaron.  (12:17) Mas él haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto á Jacobo y á los hermanos. Y salió, y partió á otro lugar.  (12:18) Luego que fué de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué se había hecho de Pedro.  (12:19) Mas Herodes, como le buscó y no le halló, hecha inquisición de los guardas, los mandó llevar. Después descendiendo de Judea á Cesarea, se quedó allí.  

Muerte de Herodes

(12:20) Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y los de Sidón: mas ellos vinieron concordes á él, y sobornado Blasto, que era el camarero del rey, pedían paz; porque las tierras de ellos eran abastecidas por las del rey.  (12:21) Y un día señalado, Herodes vestido de ropa real, se sentó en el tribunal, y arengóles.  (12:22) Y el pueblo aclamaba: Voz de Dios, y no de hombre.  (12:23) Y luego el ángel del Señor le hirió, por cuanto no dió la gloria á Dios; y espiró comido de gusanos.  
(12:24) Mas la palabra del Señor crecía y era multiplicada.  (12:25) Y Bernabé y Saulo volvieron de Jerusalem cumplido su servicio, tomando también consigo á Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos”.  Hechos 12:1-25


Hebreos 10

La ley ritual era sombra de Cristo

“(10:1) PORQUE la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos á los que se allegan.  (10:2) De otra manera cesarían de ofrecerse; porque los que tributan este culto, limpios de una vez, no tendrían más conciencia de pecado.  (10:3) Empero en estos sacrificios cada año se hace conmemoración de los pecados.  (10:4) Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
(10:5) Por lo cual, entrando en el mundo, dice:
            sacrificio y presente no quisiste;
            Mas me apropiaste cuerpo:
(10:6) Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
(10:7) Entonces dije: Heme aquí
            (En la cabecera del libro está escrito de mí)
            Para que haga, oh Dios, tu voluntad.
(10:8) Diciendo arriba: Sacrificio y presente, y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron, (las cuales cosas se ofrecen según la ley,)  (10:9) Entonces dijo: Heme aquí para que haga, oh Dios, tu voluntad. Quita lo primero, para establecer lo postrero.  
(10:10) En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez.

Un solo sacrificio de Cristo fue suficiente

(10:11) Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados:  (10:12) Pero éste, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentado á la diestra de Dios,  (10:13) Esperando lo que resta, hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.  (10:14) Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre á los santificados.  (10:15) Y atestíguanos lo mismo el Espíritu Santo; que después que dijo:
(10:16) Y este es el pacto que haré con ellos
            Después de aquellos días, dice el Señor:
            Daré mis leyes en sus corazones,
            Y en sus almas las escribiré:
(10:17) Añade:
            Y nunca más me acordaré de sus pecados é iniquidades.
(10:18) Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por pecado.

Ahora, por fe en Jesús entramos en el Santuario celestial

(10:19) Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario por la sangre de Jesucristo,  (10:20) Por el camino que él nos consagró nuevo y vivo, por el velo, esto es, por su carne;  (10:21) Y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,  (10:22) Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia.  (10:23) Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió:  (10:24) Y considerémonos los unos á los otros para provocarnos al amor y á las buenas obras;  (10:25) No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Peligro de rechazar a Cristo

(10:26) Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por el pecado,  (10:27) Sino una horrenda esperanza de juicio, y hervor de fuego que ha de devorar á los adversarios.  (10:28) El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos ó de tres testigos muere sin ninguna misericordia:  (10:29) ¿Cuánto pensáis que será más digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del testamento, en la cual fué santificado, é hiciere afrenta al Espíritu de gracia?  (10:30) Sabemos quién es el que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará su pueblo.  (10:31) Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo.

No perdáis vuestra confianza

(10:32) Empero traed á la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sufristeis gran combate de aflicciones:  (10:33) Por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra parte hechos compañeros de los que estaban en tal estado.  (10:34) Porque de mis prisiones también os resentisteis conmigo, y el robo de vuestros bienes padecisteis con gozo, conociendo que tenéis en vosotros una mejor sustancia en los cielos, y que permanece.  (10:35) No perdáis pues vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón:  (10:36) Porque la paciencia os es necesaria; para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
(10:37) Porque aun un poquito,
            Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
(10:38) Ahora el justo vivirá por fe;
            Mas si se retirare, no agradará á mi alma.
(10:39) Pero nosotros no somos tales que nos retiremos para perdición, sino fieles para ganancia del alma”.  Hebreos 10:1-39


“En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan”.  Acaso nos preguntamos por qué Dios permitió que así muriese Jacobo.  Yo no tengo la respuesta para la pregunta.  Hace menos de dos semanas murió el joven hijo (30 años de edad) de una pareja de hermanos fieles de Walla Walla Washington, Barry Klassen.  Me acuerdo que hace un poco más de un año, su papa Ronaldo se paró en la conferencia de Burbank, California, y nos exhortaba sobre este versículo de Hebreos 10:35 “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón”.  Hablaba en el contexto de un padre que por accidente echo andar su vehículo para atrás y atropello a su niño.  Nuestra confianza en Dios y así nuestro poder de oración consiste en la confianza que Él nos ama, habiendo probado su amor en el regalo de su amado hijo, algo que se explica en los principios del mismo capítulo 10 de Hebreos.  También el verso anterior del 35 nos explica algo importante; “Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos”.  Hablando yo con un hermano mayor que nos visitaba en Hemet durante los meses del invierno, me dijo “ayer era el peor día de su vida para los padres de Barry, pero era el mejor día para él, pues entró en la presencia del Señor”.

Continuamos en el capítulo 12 de Hechos; “Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”.

Aquí vemos quizás la única mención de la oración en la forma corporal de la iglesia, aunque claro que también leemos de los primeros cristianos en Hechos 2:42 “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”.  También leemos de los apóstoles orando con otros cristianos cuando sufrían la amenaza de los líderes judíos; “Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay”;  Hechos 4:23-24

Así vemos ejemplos para la oración corporal, en forma de asamblea.  Mateo 18:19-20 habla del valor de orar en compañía de otros, aunque no se había formado la asamblea de cristianos todavía en aquel entonces.  “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

No había mucha fe en la congregación de creyentes en Hechos 12.  Cuando la muchacha escuchaba la voz de Pedro en la puerta, corrió a avisar a los demás que Pedro se había salvado pero no la creían.  “Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos”.  Así oraron más o menos sin la expectación que Dios iba a contestar su oración y salvar a Pedro, quizás porque ya murió Jacobo y no fue salvado.  A veces se escucha las quejas de algunos acerca de la oración corporal que hay poco ánimo.  Pero no por esto debemos dejar de congregarse para orar.  Quizás a veces nos toca orar como aquel padre cuyo hijo estaba muy afligido de un demonio, y los discípulos no podían echar el demonio.  “Creo; ayuda mi incredulidad”.  Los discípulos después, viendo y lamentando su impotencia, le preguntaron acerca de ello; “Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno”.

Hay otra porción que me ha hablado acerca de la oración y su importancia.  En Lucas 24 leemos la historia de dos personas (puede ser una pareja) que caminaron hacia una ciudad Emaús con bastante desanimo.  Creyeron su mesías muerto y dudaban las historias de las mujeres que encontraron su sepulcro vacío.  Jesús mismo se acercaba y conversaba con ellos (aunque por el momento no le conocían quien era), y viendo su tristeza, les preguntaba acerca de ella.  “Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días”?  Bien claro que él sabía, siendo él mismo el tema de “las cosas”.  Pero de todos modos les decía “¿Qué cosas”?  ¿Para que, cuando él tenía la más íntima concepción de lo que hablaban?  Contesto con otra pregunta ¿Acaso nosotros como padres no nos gusta escuchar a nuestros hijos explicar sus esperanzas y temores, aunque pensamos saber cuáles son?  Nos encanta que nuestros hijos nos confían, ¿verdad?  Así la oración nuestra, o personal o corporal, es la expresión de confianza a un Dios nuestro padre que nos ama.

Acaso la semana que viene terminamos con algunas escrituras sobre la oración familiar.

FELIPE FOURNIER
2 abril de 2017